02 diciembre 2008




Me quedaré para siempre
en el hueco de tus brazos
para que sean el refugio
de mis más recónditos sueños,
hombre, vertiente de amor,
te refugiarás en mi regazo,
buscarás en él la fuente
oasis para tu sed y cansancio.

Me quedaré para siempre
en el nido de tus palabras
convertidas en besos,
manantiales de deseos previstos,
antes de ser quienes somos ahora
una sola mirada, una sola alma,
un sueño construido entre ilusiones
una realidad tangente.

Te quedarás como se quedan las rosas
cuando las revive el rocío matinal
abriendo sus pétalos fragantes
para que te aspire y sienta
la suavidad de tu piel
envuelta en mis manos tibias
torpes en caricias y ternuras
en la noche nuestra plena de susurros.

Te quedarás...ya te has quedado
marcado en mis ansias
llorando la soledad de mi alma.
Me quedaré...ya me he quedado
prendida a tus mañanas solitarias
a tus silencios y añoranzas
a tu risa nueva, a tu lágrima,
al hueco de tu almohada.

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